Silencio. Charlas nocturnas, cielos estrellados, clima oceánico variedado, chubascos bajo un cálido sol. Acompañamiento de delfines, encuentro con ballenas. Tiempo de estudio, tiempo de lectura, tiempo de vida. Mucho tiempo. Cada día la temperatura del mar sube un cuarto de grado, seguida inestablemente por el termómetro del aire. El lujo de una bolsa de agua caliente en la cama se sustituye por agua tibia para el fregado, nuestras vigilias se vuelven cada vez más agradables y la artesania comienza a desplegarse. Teoría de los nudos, teoría de la navegación, mil fórmulas mágicas secretas para proteger la madera y ocultar las puntas de las cuerdas, frenar la oxidación o recortar un poco más de altura al viento. Vocabulario y experiencia práctica van de la mano y vamos conociendo cada vez más el Avontuur y sus peculiaridades, tan como las nuestras.

Con buen viento nos deslizamos sin esfuerzo, una sensación seductora. Inerte, tranquila y al mismo tiempo de poderosa elegancia. Y cabe destacar que, incluso cuando el viento está en calma, podemos hacer 1-2 nudos sobre el suelo, lo que supone 60 km al día. Nuestra distancia máxima hasta ahora: ¡300 km en 24 horas! Y de todos modos: con el sol brillando y el ambiente de vacaciones, estamos honestamente en camino con el medio de transporte más rápido que nunca - disfrutamos de nuestras vacaciones, se nos permite experimentar cosas únicas y en algún momento estamos de repente justo donde queríamos ir, o en algún lugar completamente diferente - el camino se convierte en la meta.

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PS: ¡Saludos veraniegos desde Tenerife!

En los últimos días hemos hecho una revisión general del barco. El timón vuelve a estar libre de holguras, se han reforzado dos velas, el horno y el generador de olas funcionan de nuevo, la cocina brilla con un esplendor desconecido y la sentina está llena hasta los topes de víveres nuevos para los próximos tres meses. Pronto alquitranamos todos los obenques, frotamos los cabos de acero con Owatrol, volvimos a barnizar las botavaras y los picos y se descargó la (tristemente escasa) carga para Tenerife. Dos agotadores días de trabajo (incluida una guardia nocturna) van seguidos de un día libre para explorar la isla. Hacer senderismo, disfrutar de las playas, comparar las heladerías de Santa Cruz. Lo único que no podremos hacer estos días es subir al Teide por falta de conexiones de autobús. Tant pis, disfrutamos de nuestras primeras vacaciones campestres en el sur.